

Crecí en San José, Costa Rica, como hija única, rodeada de crayolas, libros y videojuegos, y con mucha curiosidad. Siempre encontraba formas creativas de entretenerme: inventaba historias, jugaba a descubrir "misterios" en casa y me fascinaban los programas de viajes y arquitectura.
De hecho, durante mucho tiempo quise ser arquitecta. Pero sin darme cuenta, mi verdadera vocación ya se asomaba en mis juegos: creaba periódicos caseros con recortes y escribía historias.
Pero cuando me crucé con Internet, a los ocho años, descubrí que la curiosidad podía llevarme aún más lejos. De repente, tenía acceso a información ilimitada y podía aprender sobre cualquier tema. La abundancia de contenido me tenía… ¿loca o impresionada? Posiblemente ambas. Solo sé que en ese momento, Internet desafió por completo mi creencia de que «Encarta lo tiene todo».
Durante mis años de escuela, descubrí mi faceta más social. No solo disfrutaba de los juegos en grupo, sino que también me motivaba tomar la iniciativa. En el colegio esa parte en mí floreció: formé parte de clubes de lectura, participé en concursos literarios, asistí a cursos de verano en la universidad y fui a campamentos de ciencia y tecnología, mientras estudiaba un técnico en Dibujo Arquitectónico.
Aunque en el colegio tenía clarísimo que quería estudiar Comunicación, el destino tenía otros planes: entrar a Comunicación en la universidad pública no era sencillo, y ese año no lo logré. Así que mi camino comenzó en Relaciones Internacionales, sin imaginar que se convertiría en una pasión que complementaría mi sueño de ser comunicadora.
Un año después, logré ingresar a Comunicación y tomé la decisión de estudiar ambas carreras en paralelo en dos universidades públicas. Pronto descubrí que esa combinación me brindaba perspectivas más profundas sobre los temas que me interesaban.
Y lo que empezó como un interés por la seguridad internacional con enfoque en tecnologías, pronto me llevó a interesarme en el impacto de la tecnología en nuestras vidas. Con el tiempo, ese interés se transformó en un enfoque más específico en los derechos digitales. Comprendí que la gobernanza de Internet, la vigilancia, la desinformación y la privacidad no eran solo debates técnicos o políticos, sino de derechos humanos.
Por ahora mi recorrido profesional me ha llevado a apasionarme por el periodismo investigativo, el periodismo de datos, los derechos digitales, y la intersección entre las nuevas tecnologías y la política internacional. He trabajado en medios y organizaciones sin fines de lucro, donde mi aporte se ha centrado en periodismo, gestión de proyectos, incidencia, análisis y visualización de datos.
Mi trabajo también me ha llevado a partes del mundo que, en mi niñez, veía en los programas de televisión. Todo comenzó con una niña curiosa que jugaba a investigar y crear. Y esa niña sigue aquí, buscando hacer periodismo, incidencia en derechos digitales y colaborando en proyectos innovadores.
Te cuento más en fotos.